Meses antes de suscitarse el gople de Estado en Honduras, los devoradores de libros tuvimos el privilegio de disfrutar la lectura de Ficción hereje para lectores castos, una novela corta de un joven intelectual hondureño llamado Giovanni Rodríguez, quien se ríe hasta el delirio de cómo la feligresía protestante de hoy experimenta la fe embrutecedora o las doctrinas de hombres (moneda corriente) que circulan en los recintos y corazones del pueblo creyente.
El contenido de la novela trata de cuatro jóvenes rebeldes que, con iconoclasia e irreverencia, planifican el secuestro de un anodino pastor de nombre Satanael Aguilar. Ellos fracasan en dicho intento, y después huyen de su país en busca de nuevos ambientes.
Además del literario, el acierto de Rodríguez, como todo buen artista pendiente de su época, es ofrecernos, con ironía y sarcasmo, un vistazo de la realidad hondureña enclaustrada o atrapada en el dogmatismo ciego y la superstición religiosa, los mismos actores que salieron a las calles a abrirle camino al rompimiento abrupto del orden de derecho en junio de 2009.
A la par de la miopía dogmática, también campea un espíritu juguetón y libre, que se resiste a bajar la voz en estos tiempos faltos de razón y de auténtico liderazgo dentro y fuera de la congregación.
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